Que a Google nunca le ha gustado el derecho al olvido en Internet es algo obvio. A pesar de que esta norma europea rige desde Mayo de 2014 -momento de publicación de la sentencia del TJUE contra Google en el llamado «caso Costeja»- y de que el buscador ha procesado más de 350.000 solicitudes, los responsables de la compañía siguen mirando con malos ojos la aplicación de este derecho. El último en expresarlo públicamente ha sido Vint Cerf,
Google vs. derecho al olvido digital
Vint Cerf comentó durante una conferencia en Montevideo (Uruguay) bajo el título de «El futuro de Internet, desafíos y oportunidades» que no llega a «entender del todo» el ejercicio del derecho al olvido y que existen problemas técnicos para su aplicación real.
Por un lado, el vicepresidente de Google quiso subrayar que el ejercicio de esta norma choca con el «derecho a saber«. Cerf quiso mostrarse muy contundente en este punto y puso como ejemplo el caso de un político que desee eliminar ciertos contenidos que puedan perjudicar su imagen o sus posibilidades durante una campaña electoral. Algo que, chocaría de frente con el derecho de un ciudadano a conocer dicha información para decidir si votarle o no.
Realmente, tanto las directrices marcadas por el GT-29 para la correcta aplicación del derecho al olvido como las conclusiones del comité asesor de Google para estas cuestiones ya considera este supuesto y dificulta que personalidades públicas, como un político, puedan sacar provecho del ejercicio de la norma derivada de la sentencia del Tribunal Europeo.
Dificultades técnicas en la aplicación del derecho al olvido
El segundo de los inconvenientes que Cerf encuentra a la aplicación práctica de este derecho es más técnico. El directivo de Google señala que su compañía se encarga de la indexación de información para realizar búsquedas por lo que la norma europea les exige «tener que recordar cada cosa que tiene que olvidar«.
Algo que «no tiene ningún sentido» desde el punto de vista técnico ya que con el paso del tiempo estas informaciones a desindexar irán creciendo lo que no parece una «buena idea«.
Vint Cerf se muestra más partidario de atacar el problema en su origen, es decir, en el propio sitio web donde se publica la información que se desea olvidar:
El verdadero problema es que alguien ha puesto algo sobre mí que no me gusta en una web. La solución para ello es encontrar al responsable de la web y hacer que lo quite si realmente hay argumentos para ello.
Realmente, lo propuesto por Cerf cuenta también con ciertos inconvenientes tal y como se puede ver con un ejemplo práctico del que ya hemos hablado en ocasiones anteriores en derechoolvido.es. Se trata del caso de un ex-trabajador del banco británico Morgan Stanley (lee la noticia completa).
Este ciudadano fue víctima de una campaña de desprestigio en Internet encontrándose graves acusaciones contra él en más de 3.500 sitios web. Los abogados encargados de su defensa recurrieron al ejercicio del derecho al olvido al encontrar inviable la opción de contactar uno a uno con los responsables de esa cantidad de sitios.
Estas manifestaciones del vicepresidente de Google vuelven a colocar sobre la mesa el problema de encontrar un justo equilibro entre el ejercicio del derecho al olvido en Internet y el derecho a saber de los ciudadanos.